La boda de Ro por Mateos&Ogazón

Hoy queremos enseñaros una preciosa boda que descubrimos gracias a los fotógrafos Marian Mateos y Juan Carlos Ogazón  (www.mateosyogazon.com) dos amigos que, después de años de experiencia han decidido unirse en este proyecto genial. Tienen estudio en Jerez y Sevilla y esta es una de sus preciosas bodas....

El vestido era de Roberto Diz quien ya me había hecho vestidos en otras ocasiones y que como, genio que es, supo hacerme el vestido que siempre había querido y que me sintiera muy yo, sin disfraces, en uno de los días más importantes de mi vida.

En cuanto a la peluquería y maquillaje fue a cargo de Luis Ramos y Equipo, sobran las palabras de agradecimiento para todos, especialmente el propio Luis y Mila por su trato profesional, personal y sobre todo, por su cariño.

LLas joyas que llevé ese día todas ellas de mi familia materna:
-Pendientes de talla brillante rodeados de baguettes montados en platino que me prestó mi madre.
- En la cabeza llevaba una pulsera de brillantes sobre la que se montó un anillo y unos pendientes de coral piel de ángel de talla cuadrada rodeados de brillantes
- En la cintura y recogiendo la cola, que luego me quité para el baile, llevaba un broche de coral talla ovalada y rodeado de brillantes a juego con la tiara.
- Mi sortija de pedida que me regaló Javier con un solitario enmarcado con dos tiras de brillantes.
- Cosidas en el interior de uno de los puños del vestido llevaba las alianzas de mis abuelos maternos, un regalo que me hizo mi abuelo al que eché muchísimo de menos ese día y que de esta forma sentí un poco más cerca.

El ramo fue regalo de mi suegra y me lo hicieron en la floristería Cártamo de Sevilla. Me volví loca buscando mouguet porque me encanta pero por la época parecía imposible. Sin embargo, cuando fui a elegir el ramo definitivo, las chicas de Cártamo como sorpresa me habían conseguido un pomo de mouguet.

El ramo estaba todo compuesto por flores blancas: mouguet, bouvardia blanca, tanacetum, astrantia verde, nardos y sinphoricarpus. Para atar el ramo, usamos la misma tela de mi vestido: seda rústica.

Encargué un duplicado del ramo que me regaló mi íntima amiga Paloma Rosado puesto que quería darle una sorpresa a mi madre, al final de la cena, uno de los ramos lo lancé a mis amigas solteras que vinieron a la boda y luego, el dj puso Mediterráneo de Serrat, canción preferida de mi madre, a quien le entregué el otro ramo en agradecimiento por su apoyo, ayuda, kilos de paciencia y sobre todo, muchísimo cariño, con el que me ayudó a organizar la boda, como también lo hicieron mi padre y mis tres hermanos.

Gracias a mi amiga María Vilas, por la ayuda que me prestó durante la boda con pequeños grandes detalles que me hicieron más que ilusión, el ramo está hoy enmarcado en mi casa.

La ceremonia se celebró en Santa Marta y San Andrés. Para la Iglesia y durante toda la ceremonia contratamos a la Escolanía de los Palacios que contribuyeron a que fuera una ceremonia muy emotiva

Tanto las invitaciones, misales y meseros nos los hicieron en Fernán Caballero y en ellos también dimos ese toque oriental que nos gustaba buscando acuarelas relacionadas con aquella cultura. El interior de los sobres iba forrado en un papel de seda que reproducía distintas escenas japonesas para cuya elección contamos con el asesoramiento tanto de María como de Cecilia.

El banquete se celebró en el Cortijo Torre de la Reina en Guillena (Sevilla) servido por Alfonso Catering.

Tuvimos muchísima suerte con el tiempo, lo que permitió que toda la cena pudiese hacerse fuera, por si refrescaba, colocamos pashminas de distintos colores en los asientos de todas las mujeres que junto con la iluminación hacían un ambiente ideal y muy romántico. Me encanta la luz que dan las velas y había muchísimas por todo el Cortijo, incluso colgadas de los árboles.

Como de viaje de novios nos íbamos a Japón y a las Maldivas, quisimos que el hilo argumental de la boda fuera oriental y para ello, así como para la decoración de la finca, contamos con la ayuda de Macarena Herrero de Mirka Eventos, quien, supo entender y plasmar perfectamente lo que queríamos a través de la smoker’s corner, paipáis, paraguas japoneses, farolillos de papel, las cestas de las bailarinas….e incluso los camareros se pusieron un kimono! (no sé si todavía me odiarán).

En el aperitivo tocó el grupo la Bossanostra que con su estilo que a Javier y a mí nos encanta, amenizó el tiempo del cocktail.

Los fotógrafos fueron Mateos&Ogazón, cuya profesionalidad no es necesaria que yo la diga pero que han conseguido que tenga el mejor recuerdo en papel que se pueda tener de una boda: unas fotos únicas que recogen hasta los momentos más sencillos pero más especiales para nosotros.

¿Que os ha parecido esta boda? ¿Y el look de la novia?

Bisous!!

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