Boda Espía v 5: Boda en la Costa Brava repleta de detalles

Este fin de semana hemos estado de boda. El destino: Pals, uno de los preciosos pueblos de la Costa Brava. Los novios, una pareja catalana de los más encantadora. Por petición de la novia, no publicaremos fotos de la pareja, así que respetando su discreción intentaremos describiros la boda con pelos y señales para que os podáis hacer una idea muy clara de todos los maravillosos detalles que envolvieron el enlace y el fin de semana.

Nos disponíamos a salir de Barcelona el viernes a las 19h, ya que los novios celebraban una cena informal para la gente jóven. Con prisas, como siempre cargamos el coche de nuestros amigos cual “fragoneta de malacatones” de los gitanillos, pero con un poco más de glamour. Los portatrajes de Hackett cubrían el maletero repleto de maletas (yo me hice mi típica maleta llena de “por si acasos”, es decir, por si acaso hace sol, por si acaso llueve, por si acaso vamos al campo…). Para más INRI, mi chico no podía aportar mucho, ya que se ha destrozado la rodilla y entre las muletas la pierna tiesa… el proceso de carga y descarga fue todavía más cómico…

Llegamos a nuestro destino. El Hotel La Costa Golf&Resort, propiedad de la familia del novio y lugar donde se celebraría el banquete al dia siguiente.

Después de cotillear la amplia habitación, nos arreglamos a toda prisa para la cena.

Me decidí por un look muy sencillo en negro y rosa palo combinado con varios complementos: un tocadito con flor y un clutch de Bimba&Lola (uno de los regalos de mi cumple) que estrenaba esa noche.

La cena, un buffet con platos riquísimos y ligeros: ensalada de pasta, caprese, carpaccio, embutidos, frutas… Como no éramos muchos (unos 30) nos pusieron en una sala con música y sofás ideal para hacer unas copitas tranquilas posteriores. Los novios, muy tranquilos (o eso parecía) comentaban con ilusión las ganas que tenían de que llegara el día. Y no quedaba mucho…

A la mañana siguiente, después de un suculento desayuno en la cama (tengo todo el derecho, mi novio esta cojo!) ;) nos fuimos un rato a tomar el sol a la solitaria piscina. Como veis, una piscina genial, y como es temporada baja, el hotel era prácticamente para nosotros solos. Después de un rato de relax, comimos en el restaurante del club de golf, que por cierto era precioso, rodeado de bosques y vegetación.

Como mi chico era uno de los dos padrinos de bodas, tenia que estar listo un ratito antes, sí que casi se nos atraganta la comida. Si es que como siempre, con prisas.

Le ayudé a ponerse el chaqué mientras repasaba el poema que en menos de media hora leería a la novia. Los dos padrinos se fueron derrapando hacia la Masia en la que se encontraba la novia y yo me quedé retocándome el pelo, que para variar, me dio mucha guerra.

Como veis opté por un look bastante invernal, pero con color. Era un vestido palabra de honor rosa fucsia de Armand Basi, torera de inspiración smoking que confeccionó mi modista y medias y zapatos negros. El bolso, regalo de “la mitad del blog” de Aïta, con piedras de colores.

Como algunas os habréis dado cuenta, me inspiré en uno de los looks de Carrie en Sexo en Nueva York, cuando va a la opera, solo que el suyo era Oscar de la Renta. (Pensamiento interior: tranquila… todo llegará…)

Justo cuando salía de la habitación empieza a sonar la Blackberry. Después de cas un minuto sonando, conseguí sacarla del minúsculo bolso y contestar.
Era mi chico. Miedo… Se habia dejado algo importante. Terror… Era el ramo de la novia!! Panicooo!!! Ahí fue cuando empezó mi carrera por los pasillos a lo Lina Morgan pero con tacones de 10cm. Casi bajo las escaleras a lo Mary Poppins para ir más rápido. Pedí en recepción el ramo y fuimos en coche al rescate.
Como veis aproveché para hacer una foto al ramo, de estilo campestre y muy sencillo.

Cuando llegamos a la Masia donde estaba la novia aprovechamos para hacer una foto del Rolls Royce que la llevaría hacia la iglesia de Pals.

También nos hicimos algunas fotos. Laura con un vestido verde manzana de estilo griego de QK Bcn (tienda que me encanta y llevaré uno de sus vestidos a una de las próximas bodas…)

La iglesia era preciosa, la gente subía caminando para llegar a ella por las calles empedradas del centro del pueblo.

La iglesia estaba decorada con miles de margaritas, tanto la entrada como el altar y los bancos.

Después de una preciosa misa acompañada por un coro, los ya marido y mujer salieron de la iglesia. En la entrada, dos estructuras de forja sujetaban unos cuencos de cristal con pétalos blancos y arroz.

Los misales...

El cortejo estaba formado por unos 7 niños bastante pequeños vestidos de crudo y fajínes verdes.

La novia, vestida por Jordi Anguera, estaba preciosa. Sencilla y elegante. El vestido se parecía mucho a estos dos, pero con un poquito más de manguita. ¡La espalda era genial!

El pelo lo llevaba recogido en un moño doble bajo y decorado con un tocado joya de plata con algunas florecitas, muy parecido a este:

El velo, amantillado, completaba el look a la perfección. El novio, muy elegante también, con el clásico chaqué, con chaleco gris y corbata lila.

Nos hicimos algunas fotos todo el grupo y también las chicas.

No me gusta cortar a mi chico en las fotos (además me gusta la foto!), pero oculto su rostro porqué no es muy dado a salir en redes sociales ni webs, pero como veis, estaba guapiiisimo! ¡Que bien le sienta el chaqué Dios! Y que conste que no es amor de novia... ;)

El aperitivo se celebró en los alrededores de la piscina. Fue espectacular. Mesas decoradas al mínimo
detalle, y la comida impresionante: una mesa con 5 tipos de foie y una gran variedad de sales y compotas, jamón, risotto, salmón, tempura, quesos, montaditos exquisitos, cucuruchos de chipirones y mojitoooos!!

Antes de la boda pasamos por donde se iba a celebrar el banquete y no pude resistirme a hacer algunas fotos de la decoración...

El salón se situaba entre un bosque y rodeados de árboles. La decoración de la entrada estaba compuesta por balas de heno, velas de forja y macetas de cargarías y otras plantas.

Como veis, de noche quedaba precioso porque decoraron toda la zona con mil velitas lo bueno de estas velas de exterior: ¡que eran de mentira! Son esas velas que se iluminan en la oscuridad como una pequeña bombillita, así aguantan toda la noche. Una idea genial para las decoraciones de exterior.

Los marcasitios estaban colocados cubriendo 3 árboles y en cada árbol había un cartelito en madera para ordenar los marcasitios: “De la A a la J”, “De la J a la S”… para que fuese más fácil encontrar nuestro nombre. Dentro de el tarjetón había un mapa de las mesas indicando en cual te sentabas y una lista con los nombres de las mesas. ¡Detalle IDEAL!

Como comentamos en un anterior post no hace mucho, esta opción es genial para crear incertidumbre y que los invitados puedan conversar dónde están sentados y con quien.

En esta zona había también cestos de mimbre con alpargatas de colores y carteles con el número de pié.

Al entrar e el salón descubrimos mesas con manteles marrones muy acorde con la decoración rústica que envolvía el espacio y unas luces muy tenues alumbrando cada mesa.

Los centros compuestos por un mini olivo y macetas con margaritas. Los nombres de las mesas estaban escritos sobre madera con pintura marrón y eran pueblos de la Costa Brava. Como os cuento, todo estudiado hasta el mínimo detalle.

Cada menú tenia el nombre de cada invitado y delante una velita para iluminar mejor los platos.

La cena: de primero Parmentier de almendras con foie y de segundo solomillo con salsa de Idiazábal. El postre, una copa de frutos rojos con helado y el pastel nupcial, tiramisú con los nombres de los novios en chocolate.

Los novios se los regalaron a unos amigos que se casan en Junio (y ya tengo muchas ganas de ver el vestido de novia, un Teresa Helbig que huele a éxito…)
Las figuras eran réplicas de los recién casados y fue un detalle entregar solo unos, ya que así se hace mucho más especial.

El ramo lo dividió en 4 partes (yo ya lo vi cuando llevé el ramo, hihi!) lo regaló a 4 amigas que fueron testigos de la boda.

El final de la cena fue mi momento para cambiarme los zapatos. Evité las manoletinas, ya que con este vestido de tanto volumen, plana, podía acabar pareciendo “una paca” (expresión muy utilizada por S y L en el momento alpargata de la noche) así que decanté por un zapato negro de menos tacón.
La barra libre fue genial, mojitos y copas a tutti plen y grandes jarrones de cristal llenos de gominolas perfectamente ordenadas por capas… Buenísimas a esa hora de la noche!

En el exterior, montaron una especie de chill out con sofás y mesas bajas perfecto para la gente que se agobiara del baile.

Durante la última hora, sacaron una recena con bocadillitos. El baile súper animado, aguantamos hasta el final de la noche bailoteando, hasta que a las 5 de la mañana el dj paró la música a pesar de los cánticos para que no dejara de sonar la música. Nos puso una última canción que se convirtió en la apoteosis para los bailongos rezagados que no querían dejar la pista.

Hubo una improvisada “flower power” por parte de algunos invitados con las margaritas que formaban parte de la decoración…

Con los pies molidos, nos despedimos de los novios, que viajaban el lunes a Indonesia durante ¡¡¡20 días!!! ¡¡¡La envidia me corroooeeee!!!
A la mañana siguiente no podía con mi alma. Desayuné un ibuprofeno que me supo a gloria y nos fuimos pitando porqué nos esperaban para comer todos juntos. El lugar: Villa Mas, en Sant Feliu de Guíxols, frente el mar y con unas paellas riquísimas. Unas vistas privilegiadas...

Volvimos a Barcelona dejando la playa atrás y volviendo al estrés de la ciudad...

Un fin de semana genial y una boda espectacular, digna de ser comentada en Boda Espía y en Telva, por todos los detalles y el buen gusto que derrocharon los novios y el lugar del evento.

Les deseamos desde Confesiones toda la felicidad del mundo en su nueva vida de casados. Son una pareja encantadora que serán muy muy felices juntos.

Próximo destino bodil: Sitges… Ya estoy mordiéndome las uñas…. ¡¡Y no tengo vestido!!

Bisous!